Introducción 
Contexto histórico
De Hegel proviene la noción de cómo la interacción humana y la historia, las crisis y los eventos vitales son los que edifican la conciencia individual: el calvario de la conciencia frente al mundo objetivo, el mundo subjetivo y con ella misma de manera reflexiva en ausencia de referentes empíricos. La conciencia empieza a desarrollarse gracias a componentes empíricos a los que queda expuesto, constante y espontáneamente, pero lo característico de una conciencia racional absoluta es que no requiere de referentes empíricos, sino que opera únicamente empleando nociones abstractas que inclusive llegarían a ser autónomas del propio lenguaje, como trata en su obra de la Ciencia de la Lógica. Hegel quiere llegar a establecer un conocimiento puro.
Al filósofo le interesan no los eventos históricos puntuales, según Hegel, sino entender la noción culminante de qué es el logos puro, bajo qué clave se mueve el mundo y se desarrolla la historia. Toda la historia, según Hegel, está siguiendo el patrón que marca el Espíritu Absoluto. Por eso estudia la historia pasada, y lo propio de la filosofía es “llegar tarde”. La filosofía se sitúa en el presente y sólo puede hacer una lectura del pasado bajo una interpretación de los fenómenos que están guiados por una racionalidad específica, la racionalidad del Espíritu Absoluto. “En le principio era el logos…. Era la racionalidad pura”. Lo que hace el logos es desplegarse para conocerse a sí mismo: Dios (el Espíritu absoluto o logos) se despliega creando el mundo y creando otras subjetividades para poderse conocer a sí mismo. En el despliegue del mundo el Absoluto obtiene sus contenidos, que provienen de los procesos del mundo natural y también de la historicidad. Sin este despliegue, el Logos, pensamiento puro, no podría pensarse a sí mismo ni conocerse, no tendría contenido alguno.
Hegel nunca entiende a Dios como una entidad trascendental al mundo, sino como una inmanencia del mundo, y el Logos puro sería lo que le da racionalidad al desarrollo histórico del mundo.
El universo entero es una evolución de la mente en naturaleza a Dios. En todas partes, en el mundo natural o en la mente del hombre, encontramos un proceso en desarrollo. A este proceso se le llama dialéctica o el principio de contradicción: todo tiende a pasar a ser su opuesto (una semilla a ser flor). Sin embargo, la naturaleza no se detiene con estas contradicciones, sino que busca superarlas, en función de la reconciliación con el todo o la unidad. El universo es un todo, este principio que lo mantienen en la unidad es lo racional. La mente está en todas partes. Dentro de este todo hay desarrollo: el proceso dialéctico. Primero descubrimos la cosa (tesis), luego descubrimos su opuesto o contradicción (antítesis). Cuando estas dos se reconcilian se vuelve una “síntesis” lo cual lo vuelve otra “tesis” y el proceso comienza otra vez. Todo el universo es la continuación de este proceso como un todo. La realidad es un proceso evolutivo: va de lo menos claro a lo más claro. Este proceso es el proceso del pensamiento. El universo es pensado y es sujeto a leyes de pensamiento. Cuando pensamos el universo se desarrolla. La naturaleza y el hombre son uno mismo dentro del todo. Los mismos procesos que se encuentran en la mente humana los hay en la naturaleza, pero en la naturaleza este proceso es inconsciente.
Plan de clase 
Bibliografia 
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Cornford, F.M., Antes y después de Sócrates, Ariel, Barcelona 1980. Cornford, F.M., De la ciencia a la religión, Ariel, Barcelona 1984.
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Reale, Giovanni. Historia del pensamiento filosófico y científico. Herder. 1988
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Jaeger, W., La teología de los primeros filósofos griegos. F.C.E., México, 1998